Green shooting y rodajes sostenibles: la nueva tendencia del sector audiovisual que ha llegado para quedarse

Fuente: Pixabay

El sector textil, la industria alimentaria, el turismo entre otros, son sectores que ya se han sumado a las prácticas sostenibles, ecológicas, a menudo categorizadas de “eco-friendly”. ¿Pero qué sucede con el sector audiovisual? Éste hasta ahora, se había caracterizado por ser uno de los sectores más excesivos y consumistas; grandes sets de películas, tanto en interiores como en exteriores, que comportan un gran consumo de energía para la iluminación y transporte, catering desechable, suministro de agua, etc.

De hecho, un estudio de la UCLA del años 2006 ya demostraba que la industria audiovisual en L.A. hace una mayor contribución a las emisiones de CO2, en relación con su tamaño, que la mayoría de las otras industrias principales, a excepción del refinado de combustible. Afortunadamente, ya hay países que están implementando medidas para la reducción de estas emisiones, entre los que destacan Canadá (Reel Green Initiative a través del Creative BC a Vancouver), Estados Unidos de America (Earth Angel NYC) y el Reino Unido (BAFTA Albert) que están apostando por el green shooting o rodaje sostenible (en español), para reducir la huella de carbono.

Las prácticas sostenibles están modificando la filosofía de la industria del entretenimiento

A nivel estatal, están empezando a desarrollar iniciativas para llevar a cabo prácticas más sostenibles, que conlleven a modificar la filosofía de la industria del entretenimiento, p.ej. Fresco Film, Promálaga, FICMA, etc. Sin embargo, estas iniciativas aún siguen fuera del radar de algunos profesionales, pero sobretodo de la audiencia que consume estas producciones. A nivel europeo, uno de los proyectos de asociación financiado por Interreg Europa más conocido es el Green Screen.

El cual tiene como objetivos: alinear las prácticas de estas industrias, estandarizar las prácticas ambientales y mejorar las políticas regionales, para que se puedan adoptar medidas sostenibles para la producción cinematográfica, televisiva, y de contenido audiovisual en toda Europa. El Green Screen está impulsado por la Film London y Greenshoot y cuenta con el apoyo del British Film Institute (BFI), el Creative Skillset y el London Boroughs.

En el marco del Sitges Film Hub del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, la Catalunya Film Commission y el Servei de Desenvolupament Empresarial (SDE) del Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC), organizaron una sesión dedicada a los rodajes sostenibles, donde las conferenciantes: Luz Molina, Esmeralda Ruiz y Cristina Sáez pusieron de relieve alguno de los ejemplos más notables de la industria, p.e. Game of Thrones (HBO, 2011-2019).

The one irony I found this year, it was a very sad irony: We went to Iceland to find snow, because winter is here. We got there and we were lucky to get the snow we did, because in our world, winter is definitely not here. It’s this weird parallel the opposite parallel. We go out there this year, and the glacier that me and Rose [Leslie] filmed on four years ago, I saw it and it has shrunk. I saw climate change and global warming with my own eyes, and it is terrifying. -Kit Harington-

No obstante, también se remarcaba que aún queda mucho por hacer, ya que la realidad pone de manifiesto que tanto los productos como los proveedores sostenibles son más caros que los habituales. Existe todavía una gran carencia de apoyo institucional y aunque se ofrezcan métodos de control y medida, como la calculadora de huella de carbono, propuesta por Promálaga, aún así, no hay un instrumento único y completamente eficaz.

Por otra parte, en el marco del (FICMA) Festival Internacional de Cine de Medio Ambiente se contó con la presencia de Emillie O’Brien, una de las líderes del movimiento de rodaje sostenible en Estados Unidos con la previamente mencionada empresa: Earth Angel NYC. Esta profesional proponía prácticas que pueden ser implementadas de forma rápida y eficaz por la industria: apostar por papel 100% reciclado; una política de gestión de alimentos más sostenible, el uso de vehículos híbridos, la eliminación o sustitución de botellas de plástico por cantimploras reutilizables, el uso de LEDS, fomentar el reciclaje y el transporte público o común, contratar proveedores de productos sostenibles, fomentar la recogida de residuos, etc. 

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Lo que careció de discutir en el debate y que luego O’Brien destacaría en una entrevista posterior, fue que el sector necesita hacer mayor hincapié en mejorar las campañas de comunicación a nivel interno para promover estas prácticas y a nivel externo, para crear conocimiento y consciencia, puesto que la audiencia aún no se ha planteado esta posibilidad de la misma forma en que si ha llegado a interiorizarlo con la comida ecológica o con la ropa “vintage” (véanse todos los “thrift challenges” que contienen las redes sociales y los canales audiovisuales de diversos Youtubers).

 

También debe establecerse como un cambio cultural e inclusivo dentro del medio, que estas nuevas sugerencias aparezcan en el producto audiovisual con diferentes actitudes. Una de ellas podría ser en contraposición: en las escenas en las que se está haciendo un exceso de consumo de energía, de plástico, de agua, etc. el/la protagonista o personaje podría expresar inconformidad o desacuerdo con ello; o bien por otra parte adoptar una actitud activa, presentando nuevas vías de consumo, por ejemplo en vez de optar por un café con material desechable optar por llevar su propia taza, para obtener paulatinamente reconocimiento e interés emocional del público. Permitiendo al  medio narrativo acelerar la propagación de estas prácticas y promover la sostenibilidad dentro y fuera del sector audiovisual. 

La educación universitaria es el camino hacía el audiovisual sostenible

Por todos los motivos previamente mencionados sería necesario introducir este tipo de prácticas y sensibilidad en las aulas universitarias; para que los futuros/as trabajadores/as del sector audiovisual se formaran con todo este conocimiento integrado y no supusiera un esfuerzo añadido. El profesorado y la universidad como entidad deberían apostar por ello. Además, se debería presionar para que entidades de financiación como el ICEC, el ICAA, las televisiones privadas, etc. apuesten por reconocer la sostenibilidad como un valor añadido y consiguientemente incluirlos en los reconocimientos cinematográficos, televisivos o del audiovisual, como los premios Gaudí, Iris, Goya, Forqué, Premios Platino, etc. Creando una categoría específica para reconocer y darle visibilidad a la sostenibilidad.  Por tanto, podemos concluir que todavía hay mucho recorrido por hacer, pero que las bases se están estableciendo y sin duda la educación es el camino del futuro.

Referencias